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Ulloa pone en jaque la política de “limpiar la casa” del presidente de la Corte Suprema

Los planes del ministro Ricardo Blanco de responder con severidad a la crisis podría tener una excepción durante el pleno de este martes. Los ministros están bajo presión y el futuro del suspendido magistrado de la Corte de Santiago dependerá exclusivamente de cómo esté integrado el plenario.

Este martes, en el segundo piso del Palacio de Tribunales, se vivirá un momento de máxima tensión. En la sala de pleno de la Corte Suprema los ministros llegarán para tomar una difícil decisión: remover o no remover al ministro de la Corte de Apelaciones de Santiago Antonio Ulloa.

La decisión ha caldeado los ánimos entre los supremos. Ulloa es el último caso -hasta el momento- de jueces que se han vuelto salpicados por el escándalo iniciado por el abogado Luis Hermosilla y el caso Audio.

La primera caída fue la exsuprema Ángela Vivanco. Luego cayó la exministra Verónica Sabaj y ahora es el turno de Ulloa. Tal como ocurrió con las dos exjuezas, la filtración de los chats de Hermosilla dejaron al descubierto las relaciones que tenía el exasesor del Ministerio del Interior con ministros de la Corte de Santiago.

En el caso de Ulloa, las conversaciones con Hermosilla daban cuenta de las gestiones que hizo el penalista para nombrarlo como magistrado del tribunal de alzada capitalino, favores para Hermosilla con la integración de algunas salas, compartir algunos acuerdos o actas de concursos, entre otras conductas.

El problema es que el proceso disciplinario de Ulloa se ha transformado en una bomba para el máximo tribunal.

Un pleno dubitativo

Cuando explotó su caso, sus pares de la Corte de Santiago abrieron un sumario para indagar las faltas del ministro. De ese sumario, los ministros lo sancionaron con la máxima suspensión de cuatro meses.

Sin embargo, cuando Ulloa apeló a la Suprema quedó al descubierto la división del pleno y que los supremos, en realidad, no están convencidos de que las faltas de Ulloa sean de tal gravedad como para aplicar las sanciones más severas.

La primera señal de eso es que por mayoría el pleno tomó distancia de la Corte de Santiago y redujo su sanción, pasando de cuatro a dos meses su suspensión.

Ese fue el primer hecho que reveló que la Suprema cree que las conductas investigadas en el sumario no son merecedoras del castigo más grande: la expulsión de la judicatura. Ese camino contrastó de inmediato con Sabaj, a quien la Suprema confirmó los cuatro meses de suspensión.

Pero lo más evidente ocurrió cuando el máximo tribunal votó la apertura del cuaderno de remoción por mal comportamiento. En ese momento el pleno se partió en dos y solo por un voto -de una ministra suplente- el máximo tribunal dio paso a iniciar el proceso para ver si expulsan a Ulloa de la magistratura.

Desde ahí en adelante es un dato de la causa que al menos la mitad del pleno está por no abrir un cuaderno de remoción. De esa postura se sigue que es poco probable que quieran remover al ministro por los mismos hechos que ya analizaron.

En este grupo están los ministros Manuel Valderrama y Mauricio Silva y las ministras María Angélica Repetto, Adelita Ravanales, María Teresa Letelier, María Cristina Gajardo y María Soledad Melo. Todos ellos estimaron que los antecedentes eran insuficientes para abrir la remoción. Además consideraron que no correspondía dar ese paso si además ya habían rebajado la sanción.

En la contraparte lograron imponerse los ministros Ricardo Blanco, Arturo Prado, Leopoldo Llanos y las ministras Gloria Ana Chevesich, Andrea Muñoz, Jessica González y Mireya López, y la ministra (s) Eliana Quezada.

Voto a voto

Por eso en el Poder Judicial comentan que el futuro de Ulloa dependerá de cómo esté integrado el pleno. Y ya hay algunos cambios. Por ejemplo, la ministra González, quien estuvo por abrir la remoción, está de vacaciones. Lo mismo la ministra Gajardo, quien también está haciendo uso de su feriado legal, pero a diferencia de González ella votó en contra de la apertura de ese proceso. Con ambas fuera, sus votos estarían neteados.

La gran presión está sobre el supremo Diego Simpértigue. El magistrado de la Tercera Sala hoy está integrando el pleno en la Suprema, por lo que debería estar presente mañana. Simpértigue no estuvo cuando el pleno abrió el cuaderno de remoción y en su reemplazo estaba la ministra de Valparaíso Eliana Quezada. Entre los judiciales es conocida la cercanía que tiene Simpértigue con Ulloa.

Otra sorpresa es que ya está de vuelta de sus vacaciones el ministro Jean Pierre Matus, quien en el pleno pasado cuando se votó el cuaderno de remoción no estaba presente. El magistrado también se vio salpicado por los chats con Hermosilla, pero Matus logró sobrevivir. El Congreso lo quiso acusar constitucionalmente, pero se salvó. Sus pares le iniciaron un proceso en la Comisión de Ética, pero de ahí solo salió con un reproche por su conducta.

Si la integración del pleno de hoy se replica mañana, hay dos ministras suplentes que podrían estar presentes para decidir el futuro de Ulloa: la ministra de la Corte de Santiago Dobra Lusic y la magistrada de la Corte de San Miguel Carolina Catepillán.

El pleno de la Corte Suprema (Archivo). Foto: Dragomir Yankovic / Aton Chile. DRAGOMIR YANKOVIC/ATON CHILE

Un pleno bajo presión

Los supremos están sometidos a una fuerte presión. En los último días, por ejemplo, en otros medios como Ciper han salido voces pidiendo que el pleno sea severo y no le perdone la vida a Ulloa. Así lo hicieron el expresidente de la Suprema Milton Juica en una entrevista en ese mismo medio o una columna publicada por el académico de la Universidad Diego Portales Javier Couso.

Lo mismo ha intentado hacer Ulloa en sus descargos en el marco del proceso de remoción, del cual es defendido por el exministro del Tribunal Constitucional Domingo Hernández. “Hago el correspondiente mea culpa y autocrítica por mi conducta impropia desplegada durante este episodio. Una falta que estimo, salvo superior parecer, no configura los requisitos necesarios para imponerme una medida de ‘ultima ratio’, como lo es la remoción del Poder Judicial”, afirmó el magistrado en su informe.

Fuentes judiciales cuentan que este martes en el pleno van a chocar dos posturas. La primera es la que ha impulsado la ministra Chevesich en alianza con el presidente del máximo tribunal, ministro Blanco, y de la mano de otros supremos como Llanos y Muñoz.

Este corral de poder es de la postura de que el caso Audio y los tentáculos que cayeron sobre la judicatura ameritan una respuesta severa del máximo tribunal sin abrir espacio a defensas corporativas. De hecho, Blanco, quien ha tenido que contener la peor crisis del Poder Judicial, es de la idea de que los procesos disciplinarios iniciados por este caso son una oportunidad para “limpiar la casa”. Pero es justamente esa determinación la que podría, por primera vez desde que se originó el escándalo, tener una excepción.

La mayoría del pleno podría tomar un camino distinto. Más aun cuando varios de los que estarán sentados decidiendo el asunto saben que las conductas reprochadas a Ulloa son prácticas extendidas en el Poder Judicial, más aun en lo que tiene que ver con los nombramientos. Pese a eso, estarían por dar un duro castigo, lo que podría terminar en un cambio de jurisdicción o incluso de funciones.

En la sala de pleno aún resuena aquella frase pronunciada por la ministra Letelier, quien hace varios meses, a propósito de las pesquisas disciplinarias por Hermosilla, irrumpió diciendo que ninguno de los ministros ahí sentados había llegado al máximo tribunal por obra y magia del espíritu santo.

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