La sorpresa fue total. Cuando los diputados Camila Musante y Jaime Araya, ambos integrantes de la bancada PPD e independientes, leyeron lo que Miguel Crispi dijo sobre ellos, quedaron sin palabras.

En el marco de la interceptación de las comunicaciones telefónicas al entonces jefe de asesores del Presidente de la República, solicitadas por el fiscal regional de Coquimbo, Patricio Cooper, quien está a cargo de la investigación del caso ProCultura, quedó registrado un diálogo con su pareja, Olivia Contreras. En el escrito plasmado en un informe de la PDI, Crispi comenta que planea utilizar sus contactos e influencia con los presidentes de los partidos políticos para buscar respaldo. "Los recibo todas las semanas, les doy almuerzo, les doy la píldora“, dijo.

En enero de este año se registró otro diálogo del hoy exjefe de asesores, en el que comenta que se comunicó con alguien llamado Álvaro (quien presuntamente sería el entonces ministro Segpres Álvaro Elizalde), a quien le solicitó que hable con Jaime Quintana, el presidente del PPD, porque “salió en La Tercera un grupo de parlamentarios webiando de nuevo por Crispi”.

Según se desprende del resumen que hizo el fiscal Eduardo Yáñez, “Miguel quería que Álvaro le dijera a Quintana que (Camila) Musante, su candidata en La Araucanía, necesitaba comportarse de manera más ordenada si quería ser senadora y no seguir actuando como diputada. Asimismo, le comenta que también estaba involucrado en dicho asunto Jaime Araya. Álvaro se comprometió a hablar con Quintana y transmitirle el mensaje”.

Los diputados mencionados redactaron una carta abierta esta mañana, dirigida al frenteamplista, a la que tuvo acceso La Tercera.

“Le escribimos esta carta para expresar nuestra protesta por sus prácticas matonescas y arrogantes, que hemos conocido a través de diversos medios de prensa. No podemos decir que hay decepción, somos consecuentes con nuestra posición crítica de su gestión, pero sí nos sorprende que alguien de sus prácticas haya tenido una responsabilidad tan alta, y quizás aquello explica las enormes dificultades y fracasos estratégicos, sucesivos y constantes, que ha padecido el gobierno“, se plantea en el texto.

Además, Musante y Araya reafirmaron que “tenemos la convicción plena de que estas actitudes de cancelación no son compartidas por el Presidente Boric, quien siempre ha sido asiduo al diálogo y que, al contrario de usted, busca la unidad del sector y respeta el trabajo de fiscalización parlamentaria. Y no pide blindaje, sino que de manera valiente decide enfrentar a la justicia como uno más".

Los diputados enfatizaron que, pese a que interpretan sus dichos como “un amedrentamiento a nuestra acción fiscalizadora”, ellos mantendrán “firme nuestro compromiso con continuar ejerciendo nuestra labor parlamentaria con el estándar que creemos que Chile merece, que al parecer no es compartido por usted”.

Las críticas del SD a la gestión de Crispi

La molestia de Musante y Araya cristaliza la distancia del Socialismo Democrático con la figura de Crispi, quien nunca logró que su relación con esa coalición funcionara.

Pese a que el frenteamplista invitaba a los presidentes de partido a La Moneda cada viernes, para sostener un almuerzo en que se abordaba la contingencia política, la relación entre Crispi y el Socialismo Democrático nunca logró cuajar. Sin ir más lejos, en distintos momentos, incluso los presidentes de partido de esa coalición salieron a cuestionar al jefe de asesores.

Por ejemplo, a raíz de Democracia Viva, la presidente del PS, Paulina Vodanovic, dijo en 2023, en entrevista con CNN, que “es compleja la permanencia de él”. Según argumentó en esa ocasión, “cuando están estos casos en que volvemos y volvemos sobre los temas, finalmente quienes están ocupando estos cargos están sujetos a la crítica y no los dejan trabajar, entonces yo creo que es un problema para él”.

En enero de este año Jaime Quintana, el presidente del PPD, planteó, en el marco de Democracia Viva, que su permanencia en el cargo “se trata de una situación que se torna un tanto incómoda, (...), no es una situación grata para el gobierno”.

Cabe destacar que Quintana fue el único presidente de partido que no participó de los almuerzos con Crispi. En su lugar asistía el secretario general del PPD, José Toro.

En el círculo del senador también generaron sorpresa los dichos de Crispi. En especial, aseguran, porque Álvaro Elizalde nunca se acercó a él para pedirle que ordene a los diputados afines al partido.

Los parlamentarios de ambos partidos, incluidos Musante y Araya, fueron mucho más duros, y en repetidas ocasiones plantearon que era necesario que Crispi saliera del gobierno. Algo que finalmente se concretó el 15 de marzo de este año, en medio de la polémica por la fallida compraventa de la casa de Salvador Allende. En esa ocasión, desde el Socialismo Democrático se le responsabilizaba a él por no advertir que se trataba de algo inconstitucional.

Más allá de los diputados, entre los presidentes de partido de la alianza, reconocen, las palabras de Crispi dolieron, puesto que consideraban que los almuerzos con él siempre fueron respetuosos y protocolares. Algunos timoneles admitían que eran instancias más provechosas que los comité políticos de los lunes.