“¡Alexis!, ¡Alexis!”: El Niño Maravilla encanta y disfruta en la ciudad que lo vio nacer futbolísticamente

Alexis Sánchez, rumbo a un entrenamiento en Calama
Alexis Sánchez, rumbo a un entrenamiento en Calama (Foto: Carlos Parra / Comunicaciones ANFP)

El delantero del Inter de Milán se siente a sus anchas en el norte. Es objeto de buena parte de las miradas, las que, eso sí, se disputa con Ben Brereton. Se le ve feliz, involucrado con sus compañeros y, sobre todo, en plenas condiciones para transformarse en una de las principales cartas ofensivas de la Roja ante Argentina.



Hace un tiempo, poco después de asumir como seleccionador nacional, en reemplazo de Reinaldo Rueda, Martín Lasarte fijó un decidor parámetro para determinar en qué momento se podía asegurar que se estaba frente a la mejor versión de Alexis Sánchez. “A Alexis se le tiene que ver la sonrisa; si no, mala cosa”, decía Machete en una entrevista con El Deportivo. A exactos once meses de esa conversación, el uruguayo disfruta en plenitud de ese estado de ánimo que, en su opinión, garantiza que el tocopillano esté más cerca de su nivel óptimo. Y, por cierto, en que se transforme en un aporte decisivo en un partido que también lo es: si Chile cae frente a Argentina, complicaría aún más la opción de llegar al Mundial de Qatar.

De hecho, como si se tratara de una conmemoración de aquellas palabras, en Calama, en la antesala del duelo frente a Argentina, ofreció una reflexión similar. “Vimos muy bien a Alexis, incluso más veloz, mucho mejor que en otras ocasiones”, evaluó, dando pistas del estado en que se encuentra el tocopillano después de reencontrarse con su mejor versión en el Inter de Milán, un potencial que el uruguayo y todo Chile esperan que traslade al Zorros del Desierto, un escenario que solo pudo disfrutar en un partido amistoso con la Roja, pero en el que es local Cobreloa, el club que lo vio nacer futbolísticamente.

Animado y participativo

Sánchez está feliz. Sonriente, si se considera la unidad de medida que estableció el estratega para determinar qué tan cerca podía estar de los momentos en que encandilaba al mundo y que han vuelto a producirse en su paso más reciente por la escuadra italiana. El ex delantero del Barcelona y el Arsenal disfruta de cada momento en la tierra que lo vio moldearse, pero sobre todo del contacto con sus compañeros. En la intimidad del plantel dicen que incluso lo han visto más conversador que en otras ocasiones. Más cerca de esa versión alentadora a la que aspira Lasarte.

“Acá empezó mi carrera a los 15 o 16 años. Le tengo cariño a esta ciudad, mucha gente que me ayudó también. Es algo lindo, se siente el cariño de la gente. Me gustaría firmar, tomar fotos, pero está complicado. La única forma de hacerlos feliz es ganando”, dijo el atacante, en conversación con la Roja.

También está plenamente activo, dispuesto a realizar todas las funciones que le encomienda el técnico en la preparación del crucial partido ante los transandinos. Disciplinado para ubicarse como puntero izquierdo en el tridente ofensivo soñado que completan Eduardo Vargas por la derecha y Ben Brereton por la franja izquierda, una fórmula que genera una confianza ciega en Lasarte, en el equipo y en los hinchas. Y con la voluntad suficiente para salir de esa demarcación para involucrarse en la generación de juego ofensivo, como un transitorio volante de enlace, y meter, desde ahí, algún balón endemoniado a sus cómplices de ataque.

Foto: Carlos Parra.

Admiración

El tocopillano sabe de su rol estelar y lo maneja a la perfección. Es, por ejemplo, uno de los últimos en salir para abordar el bus que mueve a la Roja por la ciudad minera y, de regreso, uno de los que espera hasta el final para abandonarlo. Asume que de la mano de ese rito vendrá el reconocimiento de los cientos de hinchas que obligaron a redoblar el operativo policial para mantener a raya la seguridad e incluso para prevenir complicaciones con el eventual rompimiento de la burbuja sanitaria. Sin ir más lejos, este martes, después de una nueva invasión a una zona reservada exclusivamente a los futbolistas, al cuerpo técnico y al staff que trabaja con la Roja, Carabineros intensificó el operativo de resguardo del lugar.

Alexis, Alexis” es el grito que se suele escuchar desde distintos lugares del enrejado que separa, ahora con más eficiencia a los jugadores de sus admiradores. Sánchez sonríe, alza las manos a modo de saludo generalizado y avanza hacia la puerta del hotel Alto del Sol y se interna en el recinto. Las restricciones propias de la burbuja sanitaria impiden que pueda acercarse a los hinchas, como lo hizo Gary Medel, una conducta que llamó la atención de los fiscalizadores de la Seremi de Salud y que obligó a ajustar los protocolos. En esa línea, por ejemplo, aún no se concreta el reencuentro con los Astorga Tapia, la familia que lo acogió en Calama en el comienzo de su carrera, aunque ha mantenido contacto telefónico y a través de WhatsApp con ellos.

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