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De la pobreza a ser la velocista más laureada de la historia: Shelly-Ann Fraser-Pryce se retira en el Mundial de Atletismo

La jamaicana puso fin a una exitosa carrera con la plata en el 4x100 metros de Tokio 2025. La atleta de 38 años tras 27 medallas internacionales, siendo ocho olímpicas y 17 mundiales.

De la pobreza a ser la velocista más laureada de la historia: Shelly-Ann Fraser-Pryce se retira en el Mundial de Atletismo. Foto: Olympics

El Mundial de Atletismo llegó a su fin y se llevó consigo a un ícono del deporte. En los cielos de Tokio se desató una tormenta para despedir a Shelly-Ann Fraser-Pryce, la velocista más laureada de la historia, tras 18 temporadas como profesional.

A sus 38 años, la jamaicana culminó una carrera plagada de éxitos con una medalla de plata en la posta 4x100 femenina. Tia Clayton, Tina Clayton y Jonielle Smith completaron el resto del relevo, pero todos los reflectores y las miradas se las llevó la múltiple campeona olímpica y mundial.

He tenido una carrera increíble y la medalla de hoy es la guinda del pastel. Seguro que me hijo estará muy emocionado”, señaló Fraser-Pryce tras la competencia. La atleta cierra una carrera con ocho medallas olímpicas (tres de oro, cuatro de plata y una de bronce) y 17 mundiales (diez de oro, seis de plata y siete de bronce). En total, acumula 94 triunfos en categoría absoluta, 27 preseas internacionales, 26 victorias en la Diamond League y cinco diamantes.

Fue una despedida similar a la de Usain Bolt en 2017: “Ha sido alguien maravillosa para el deporte y se lo he dicho. Su longevidad demuestra que yo podría haberlo tenido también”, indicó la semana pasada el exvelocista de 39 años al referirse a Fraser-Pryce, con quien tiene una conocida amistad.

“Quiero dejar un legado”

Fue un emotivo adiós para Fraser-Pryce: “Con esta medalla de hoy cierro un circulo muy especial. Fui plata en el 4x100m de mi primer Mundial en Osaka 2007 y termino mi carrera también en Japón y con la misma medalla. No podría haber soñado con despedirme de una forma mejor. Estoy muy agradecida por todas las medallas, estadios y público que he conocido por todo el mundo a lo largo de todos estos años”.

La jamaicana también dio luces de su futuro: “Tengo algunos planes en mente a partir de ahora y pasan por centrarme en la abogacía para apoyar a las mujeres y a las atletas. Quiero dejar un legado y continuar inspirando a la gente”, indicó la atleta, que en 2017 paralizó su carrera para ser madre.

Siempre ha tenido múltiples banderas de lucha. Es embajadora de Unicef, por ejemplo, buscando ayudar a los más desfavorecidos, principalmente mujeres y niños. “Son las mujeres y los niños de Jamaica los que me inspiran”, declaró al Daily Telegraph en 2009, poco después de lograr el primero de sus títulos mundiales de 100 metros.

“Intento ser un ejemplo para ellos. Todo el mundo puede tener éxito. Puedo intentar hablar con ellos, para que finalicen sus estudios, para que no se queden embarazadas a una edad muy temprana, para que no se pasen el día en la calle. Para que hagan sus tareas escolares y se centren en un deporte si son buenos para ello”, añadió Pocket Rocket.

Compromiso social

Fraser nació en 1986 y se crio en Waterhouse, un barrio de Kingston golpeado por la pobreza y la criminalidad. Creció en una familia numerosa y un ambiente humilde, donde su madre trabajaba como vendedora ambulante.

Ella fue estricta con nosotros y trabajó duro como vendedora en la calle para asegurarse que podíamos ir a una buena escuela. Fue muy duro para ella. A veces no teníamos suficiente para comer, iba a la escuela sin dinero para el almuerzo”, explicó Fraser.

Participó en el equipo de atletismo de la Wolmer’s Trust High School for Girls, donde recibió ayuda económica. A los 16 ganó el campeonato nacional escolar y su carrera despegó. Llegaron los títulos juveniles e internacionales, convirtiéndose en la primera mujer caribeña en conseguir el oro olímpico en los 100 metros planos y se consagró como la tercera más rápida de la historia.

Su éxito siempre estuvo ligado a su compromiso social. Fundó la Pocket Rocket Foundation, que otorgó cerca de 100 becas académicas a estudiantes de secundaria en Jamaica. También colabora con constantes donaciones y actividades comunitarias.

En mayo, la calle donde creció se renombró como “Shelly-Ann Fraser-Pryce Drive”, y cinco meses después recibió la llave de Kingston, celebrándolo con una donación de USD 50.000 a su escuela secundaria.

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