El Deportivo

El silencioso cerebro que recobró la memoria de la U

Con ocho seleccionados en la Roja y tres en la Sub 20, los azules son protagonistas en todos los frentes. El plan del gerente deportivo Manuel Mayo, que se viene trabajando desde 2023, da sus primeros frutos.

Manuel Mayo, gerente deportivo de la U, junto a Gustavo Álvarez.

Universidad de Chile goza de un presente alentador. Este jueves, en el partido de la Roja ante Argentina, los azules Fabián Hormazábal y Javier Altamirano ingresaron en el segundo tiempo, justo cuando el equipo de Ricardo Gareca exhibió un alza. Ambos destacaron, a pesar de la derrota. Otros seis jugadores del equipo estudiantil completaron la nómina: Gabriel Castellón, Nicolás Fernández, Matías Sepúlveda, Lucas Assadi, Maximiliano Guerrero y Charles Aránguiz. Este último abandonó la concentración por lesión. A ellos se suman los seleccionados Sub 20: Flavio Moya, Ignacio Vásquez y Agustín Arce. Una Selección más azul que nunca.

La U parece haber recuperado la memoria. Atrás quedaron los años de oscuridad, en los que se acostumbró a pelear por no descender. Hoy lucha por la Liga de Primera, la Copa Sudamericana y la Copa Chile. Por este último torneo, se mide este domingo frente a Curicó Unido (12.30).

El despegue

La temporada 2022 se anotó como el año del despegue. Pese a un inicio turbulento, que consideró los despidos del técnico Santiago Escobar (en abril) y del gerente deportivo Luis Roggiero (cinco días después), los universitarios lograron aferrarse a un plan que hoy da sus frutos.

La salida del ejecutivo ecuatoriano fue el pase gol que necesitaba Manuel Mayo, quien llevaba años trabajando de forma silenciosa en un proyecto para el club. El ingeniero comercial egresado de la Universidad de Chile llegó a la institución en marzo de 2017, pero fue en mayo de 2022 cuando recibió, de golpe, la gran oportunidad de su vida. No hubo tiempo para analizar nada.

Cristian Aubert, por ese entonces presidente ejecutivo de la U, le entregó la responsabilidad de la gerencia deportiva. Le avisó que sería de manera interina y, de entrada, le puso condiciones: no se podría meter en la elección del entrenador. Solo tendría voz para los refuerzos. Sería puesto a prueba, por un par de meses. Ese mismo año hubo más movimientos: llegó el técnico Diego López, pero solo hasta septiembre.

Mayo, excadete de Unión Española, se preparó durante varios años para asumir la responsabilidad. Primero, en la cancha, como el 10 del cuadro hispano. Y aunque su nivel no le alcanzó para debutar como profesional, pese a ser citado para un duelo frente a La Pintana, por Copa Chile, sí asistía regularmente a los duelos de la U gracias a su padre, hincha acérrimo azul. A los 20 años, frente a las dudas por su futuro, decidió estudiar ingeniería comercial.

Su ascenso en la U fue sigiloso, sin mucho ruido. Al poco tiempo de llegar al CDA, pidió permiso para ausentarse de sus funciones y así visitar 14 clubes de Europa que le entregarían herramientas para el desafío que ya diseñaba en su cabeza. Lo hizo sin goce de sueldo, con la idea de potenciar su carrera gerencial.

Su plan de trabajo se implementó apenas asumió el cargo. Elaboró un organigrama que reformuló desde las cadetes hasta el primer equpo. De entrada, detalló la hoja de ruta: el 2023 había que encontrar estabilidad, el 2024 pelear por el torneo y el 2025 destacar a nivel internacional.

La renuncia

Su arribo a la gerencia deportiva sorprendió al mundo del fútbol. Para muchos, el ejecutivo solo respondía a las órdenes de Michael Clark, presidente de Azul Azul. Sin embargo, según revelan en La Cisterna, Mayo ha hecho pesar su opinión, más allá de que algunos siguen dudando de su libertad para tomar decisiones.

Sus primeros meses como gerente partieron con polémica. A los pocos días de asumir el cargo como interino, presentó la renuncia. ¿La razón? El fichaje de Martín Parra, en el segundo semestre de 2022, lo descolocó. El arquero de Huachipato nunca estuvo en la lista para reemplazar a Hernán Galíndez y solo llegó por negociaciones entre los altos mandos de la sociedad anónima y el club acerero. Clark le justificó su decisión y le pidió cuadrarse con el plan.

Desde el Centro Deportivo Azul aseguran que Mayo es un “funcionario disciplinado”, pero al que no le tiembla la voz para discutirle a Clark. Es uno de los pocos que puede pedirle explicaciones al empresario al momento de recibir una orden. ¿Un ejemplo? Pese a la presión que recibió del directorio por despedir a Mauricio Pellegrino, en 2023, el ejecutivo no cedió. Aseguró que ya era hora de que el club diera muestras de estabilidad, tal como se estableció en la hoja de ruta.

Fichajes y método

En materia de fichajes, Mayo ha tenido aciertos y errores. El grupo de scouting trabaja durante todo el semestre para tener la información necesaria de cara a la ventana de fichajes. A los posibles refuerzos les hacen un seguimiento detallado, que abarca desde su mentalidad, su fisiología, relación con sus compañeros hasta cómo enfrentan momentos de alta presión, como pelear el título o luchar por no descender.

Mayo ha sido clave en el arribo de varios de los jugadores que hoy sostienen a la U. Fue personalmente a negociar el fichaje de Leandro Fernández a las oficinas de Christian Bragarnik, en Argentina. Su gran acierto de esta temporada es el Tucu Contreras, el goleador de Everton que venía negociando desde el 2024. Además, fue quien insistió en fichar a Matías Zaldivia, pese a su pasado en Colo Colo. Y cuando nadie creía en el aporte de Fabián Hormazábal, Franco Calderón y Matías Sepúlveda, abogó por sus contrataciones.

Los propios futbolistas destacan al ejecutivo. Marcelo Díaz, incluso, le agradeció por ayudarlo a retornar al club: “Todos saben el amor que le tengo a la U y lo que me costó volver. Le dije a Manuel Mayo que era toda de él. Me trajo a mí y a Charles”.

Ese mismo año, Mayo también frenó varios fichajes. Por ejemplo, no estuvo de acuerdo con el arribo de Benjamín Gazzolo, de Huachipato. Tampoco de Cris Martínez. No tenían cabida en el proyecto. Los frenó, pese a la insistencia de varios dirigentes por sumarlos al plantel.

Sin embargo, no todos han sido aciertos para Mayo. Su carrera gerencial también ha sufrido cuestionamientos. Uno de ellos fue el fallido arribo de Eduardo Vargas. La U quiso ficharlo para la temporada entrante, pero Vibra, su grupo de representación, le aseguró que el delantero quería continuar en Brasil por los estudios de la pareja de Turboman. A los pocos días, sin ningún tipo de explicación, apareció en Nacional de Uruguay. Hoy lo están ofreciendo, nuevamente, pero en la U quedaron molestos por su comportamiento.

A la lista de negociaciones que no dieron fruto se le suman las tratativas que sostuvo con Eugenio Mena. Mayo se reunió con el lateral en Argentina, a meses de la finalización de su vínculo con Racing. Pese a que mundialista con la Roja le aseguró que su intención era jugar en la U, apareció a las pocas semanas con la camiseta de Universidad Católica.

Más allá de la importancia de los fichajes, Mayo también ha exigido que se aumente el estándar físico del plantel. Todos los futbolistas deben tener menos de 50 pliegues y ninguno puede tener más del 16% de grasa. El que no cumple, no va citado. También reforzó las series menores con el arribo de César Henríquez. El exfutbolista azul asumió como jefe del fútbol formativo tras su experiencia en Aspire Academy (2019-2024), en Qatar.

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