Millones, líos internos y una sorpresiva conferencia apuntando a Azul Azul: la U entra en guerra con Gustavo Álvarez
El anuncio del entrenador generó un terremoto en la interna azul, revelando un desgaste total entre el DT y la dirigencia, con acusaciones implícitas, interpretaciones opuestas y una negociación inminente que definirá el futuro del proyecto.

La sorpresiva decisión de Gustavo Álvarez de anunciar su salida de Universidad de Chile desató un conflicto entre el entrenador y la dirigencia de Azul Azul. El quiebre es total, con interpretaciones dispares y un futuro inmediato que queda cargado de incertidumbre. El detonante fue la rueda de prensa que el técnico ofreció este lunes, en la antesala del duelo ante Coquimbo Unido. Sin preguntas previas y antes de referirse al partido, el DT tomó la palabra para confirmar que no continuará a cargo del equipo, pese a tener contrato vigente. “Siento un profundo desencuentro entre la razón y el corazón. Me enamora este club. La razón es de un profundo desgaste”, dijo.
En el cuadro estudiantil no sabían nada. Desde el interior aseguran que nadie tenía previsto un anuncio de esa magnitud. Algunos lo ven como un movimiento para mostrarse en selecciones que hoy están buscando técnico, como Chile y Perú. El propio entrenador descartó esa versión. “No tenía que hacer esto. Estuvo pésimo”, dicen desde Azul Azul.
Es que en el club estudiantil lo asumen como un misil en uno de los momentos más trascendentales de la temporada. Esta tarde, frente a Coquimbo Unido, los azules buscarán seguir en la lucha por el Chile 2. Otro de los puntos que genera preocupación es cómo los fanáticos pueden reaccionar esta tarde en el estadio Santa Laura. En la concesionaria creen que el DT generó un clima de tensión innecesario.
Hasta el lunes en la tarde, Michael Clark evitó todo tipo de contacto con Álvarez. Tras el duelo frente a los piratas, el presidente del club abordará la situación del argentino. Dirá que tiene contrato vigente y una cláusula que se debe respetar.
El trasfondo
La relación entre Álvarez y la dirigencia venía deteriorándose desde mitad de año. Según cuentan desde el CDA, el DT tuvo una transformación que se fue alimentando con los buenos resultados que fue cosechando en el primer equipo.
El primer quiebre ocurrió con la fallida llegada de Eduardo Vargas, pero el conflicto se profundizó en las últimas semanas, cuando Universidad de Chile no logró cerrar el fichaje de Felipe Mora. El jugador era considerado pieza clave para reforzar el ataque, y el club había transmitido internamente que la operación estaba encaminada. Sin embargo, el ariete terminó renovando en la MLS y la negociación, de momento, quedó en nada.
Para el técnico, esa situación representó una señal inequívoca de falta de respaldo. En el club, en tanto, le quitan piso a Álvarez en sus quejas. Aseguran que, por ejemplo, Antonio Díaz y Gonzalo Montes llegaron por petición expresa del estratega y no cumplieron con las expectativas.
Álvarez lo ve de otra forma. En su conferencia, sin aludir a nombres, apuntó a la estructura del proyecto deportivo: “Los objetivos deben estar acompañados de recursos humanos, de infraestructura, logística y profesionales de acuerdo a eso. Aquí no hay un hecho puntual, es una sumatoria de cosas”.
Con el correr de los meses, las quejas de Álvarez se fueron intensificando. Se molestaba por los itinerarios de los vuelos internacionales, apuntando a siempre querer arrendar chárter, dicen desde el club. También cuestionaba la alimentación que recibía el plantel en los hoteles. Se molestó, en más de una oportunidad, por el nivel de las canchas de entrenamientos cuando el equipo entrenaba fuera del Centro Deportivo Azul. Por ejemplo, en Coquimbo, en la previa al duelo frente a Alianza Lima, por la Copa Sudamericana, el DT dejó ver su lado más crítico por los recursos que se le estaban entregando. Según su visión, el plantel se merecía un estándar más alto.
Lo cierto es que más allá de las quejas, Michael Clark es reconocido dentro de la concesionaria por cuidar cada peso de la institución. Por ejemplo, las negociaciones por los refuerzos siempre las lleva al límite, a tal punto que muchos acuerdos se han caído por sus ganas de querer reducir los costos.

El argumento económico
En Azul Azul sostienen que los cuestionamientos del técnico no se corresponden con el nivel de inversión hecho para esta temporada. En el CDA explican que la plantilla tiene un valor mensual de 1,1 millones de dólares, cifra que la sitúa entre las más altas del fútbol chileno. “Es bastante más de lo que vale, por ejemplo, el plantel de Coquimbo Unido”, señalan en la concesionaria, en alusión al título del cuadro pirata.
El DT, por su lado, puso sobre la mesa los premios conseguidos por objetivos en su participación en las copas internacionales. La U obtuvo 6.590.000 dólares. Los dardos del fueron claros. “Los grandes beneficios económicos, los números azules, emparejados con los logros deportivos, si no van de la mano, la diferencia la paga el entrenador, los jugadores y lo sufre el hincha”, dijo Álvarez.
El argentino insiste en que las metas deportivas y los recursos no estaban alineados. “Cuando los objetivos no son comunes entre las partes hay que cambiar”, expresó. La frase caló hondo en la cúpula azul.
Tensiones internas
La dirigencia también cree que el desgaste no se explica solo por un desacuerdo en la planificación del plantel. Fuentes del club apuntan a que Álvarez cometió fallas en la administración interna del equipo, especialmente en la gestión de cargas físicas. Esa visión, que durante buena parte del año se mantuvo en privado para evitar fricciones públicas, tomó fuerza tras el anuncio del DT.
Un dato relevante en el conflicto es la cláusula de salida, valorada en 1,2 millones de dólares. Álvarez aún tiene contrato y su anuncio no implica una renuncia formal. El DT busca una desvinculación pactada. De momento, en el club aseguran que no dejarán que se vaya sin pago de por medio. “Nosotros le pagamos a Huachipato. Si fuese al revés, si nosotros despidiéramos a Álvarez, nos cobraría todo lo acordado”, dicen desde la institución.
“Yo no estoy renunciando. Tengo que separar y no caer en el oportunismo. Eso es cuando uno toma decisiones solamente en beneficio propio. Mi continuidad en el club no la puedo condicionar a si tengo una oferta de trabajo. Aquí hay un desgaste porque no pude convencer a la dirigencia. Sus criterios y planificaciones no coinciden con lo que yo creo. A partir de ahí, lo mejor es traer un entrenador que vaya en línea con ellos. Hasta ahí llego. Ahora quiero descansar en Buenos Aires, sabiendo que hay un contrato para 2026. Mi misión es decirle al club que es lo mejor. A partir de ahí habrá conversaciones para ver cuál es el futuro. Mi planificación es descansar en Buenos Aires en enero, previo conversaciones con la dirigencia”, dijo.
Pese al conflicto, Álvarez aseguró que mantendrá su dedicación para los partidos que restan. Aun así, el conflicto ya está instalado. El técnico siente que el proyecto no respondió a las exigencias deportivas que, según él, requiere un club de la magnitud azul. Las versiones no coinciden.
Mientras el plantel intenta enfocarse en los últimos partidos del año, ambas partes se preparan para una negociación que no será sencilla. Resolver la cláusula y acordar un cierre formal del vínculo. En la U se asume que no habrá reconciliación.
COMENTARIOS
Para comentar este artículo debes ser suscriptor.
Lo Último
Lo más leído
1.
2.
Plan digital + LT Beneficios por 3 meses
Infórmate para la segunda vuelta y usa tus beneficios 🗳️$3.990/mes SUSCRÍBETE

















