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“Su llegada no fue fácil, pero logró convencernos”: los detalles desconocidos del paso de Miguel Ángel Russo por la U

El fallecido entrenador llegó a Universidad de Chile tras una polémica salida de Jorge Socías. Sus dirigidos miraron con recelo su arribo, pero terminaron maravillados con el método que trajo al país.

“Su llegada no fue fácil, pero logró convencernos”: los detalles desconocidos del paso de Miguel Ángel Russo por la U. (null)

El fútbol sudamericano despidió a Miguel Ángel Russo, un técnico que dejó huella en todos los clubes que dirigió. A los 69 años, víctima de un cáncer que lo acompañó por casi una década, el histórico entrenador de Boca Juniors partió rodeado de su familia, aferrado al escudo xeneize que pidió vestir hasta el final. En Chile, su nombre resuena con especial cariño en Universidad de Chile, equipo que fue su primera experiencia internacional como DT. Se trató de una etapa corta, pero intensa, que marcó la memoria de quienes lo conocieron.

Fue en 1996. La U venía del bicampeonato bajo el mando de Jorge Socías y realizaba su pretemporada en Miami, en las canchas del prestigioso rancho de Nick Bollettieri. Todo parecía encaminado con los laicos bajo la dirección de Lulo, pero una decisión dirigencial alteró los planes. El fichaje del delantero Fabián Fernández provocó la molestia de Socías, quien decidió volver intempestivamente a Santiago. René Orozco optó por despedirlo. Fue entonces cuando apareció un nombre poco conocido para los hinchas chilenos. El de Miguel Ángel Russo.

El exvolante de Estudiantes de La Plata, club donde hizo toda su carrera y del que fue símbolo, acababa de lograr el ascenso a Primera División con el cuadro platense. Pedro Cárdenas, hombre fuerte en la directiva encabezada por Orozco, viajó a Buenos Aires para cerrar el arribo de Miguelo.

Un DT que convenció

Víctor Hugo Castañeda, referente de aquel plantel, resume con gratitud ese período. “Fue un proceso muy bueno, exitoso en lo internacional. Llegamos a la semifinal de la Copa Libertadores. Todo eso se dio después de un momento muy complejo, porque habían sacado a Lulo Socías, que era el técnico del bicampeonato. Estábamos haciendo la pretemporada en Miami y a Lulo lo sacan... Hubo temas raros, quedó un ambiente conflictuado, y Miguel fue capaz de guiar a ese plantel sin imponer muchas cosas, por convencimiento”, relata a El Deportivo.

Russo, que llegaba con perfil bajo, entendió rápidamente el contexto. No quiso hacer una revolución, sino reforzar lo que había. “La salida de Lulo golpeó al grupo, pero él dijo que no quería cambiar nada. Era muy inteligente para leer el ambiente. Tengo un ejemplo: en plena campaña de la Libertadores, me llama Hugo Gottardi, su ayudante, y me dice que Miguel me necesitaba en el salón. Bajo y había seis jugadores, los más jóvenes. Nos dice: ‘Hubo un problema con las habitaciones, arréglenlo entre ustedes’. Cerró la puerta y se fue. Eso era él: confiaba en nosotros, nos daba responsabilidad”.

Russo siendo homenajeado por la U en 2023. HERNAN CONTRERAS/PHOTOSPORT

Esa confianza generó un vínculo que sobrevivió al tiempo. “Siempre mantuvimos el contacto. La última vez que hablé con él fue hace un mes. Cuando venía con Rosario Central o con Boca, nos juntábamos. Tenía el mejor recuerdo de la U. Fue su primera experiencia internacional, y la disfrutó muchísimo”, indica.

En el torneo local, la U no logró sostener el ritmo de los años anteriores, pero en la Copa Libertadores todo cambió. El equipo se transformó en un bloque sólido, con figuras como Marcelo Salas, Esteban Valencia, los propios Castañeda o Patricio Mardones. Este último todavía recuerda la primera charla del técnico argentino. “Nos reunió en el salón del hotel y se subió a una mesa para hablar, como si estuviera en la cancha. Ahí explicó qué quería hacer. Era súper claro, directo. Al principio su llegada no fue fácil, pero logró convencernos. Hicimos una campaña maravillosa. Miguel era muy analítico, entendía todo, no dejaba nada al azar. Era alentador, muy bueno con los jugadores”, cuenta.

Palabras sencillas

El mensaje sencillo, sin adornos, era su sello. Lo mismo destacaron en Argentina y Colombia, donde también lo dirigieron. “Lo que más destaco de Miguel es la simplicidad para entregar el mensaje”, dijo Fabián Vargas, exjugador de Millonarios, al sitio oficial de la FIFA. “Sabe llegarle al jugador con un lenguaje cero complicado, pragmático. Convence rápidamente. Su trabajo es fácil de comprender y de interpretar en la cancha”, complementaba.

Rodrigo Goldberg, que se perfilaba como un joven delantero en la U de 1996, coincide: “Era un técnico súper claro. Trabajaba por posiciones y sus entrenamientos eran adelantados. A mí, como delantero, me decía exactamente cómo se movía la defensa rival y luego pasaba. Te adelantaba lo que iba a ocurrir. Y cuando lo veías en la cancha, era así. Uno dice: ‘este tipo sabe’”.

Esa combinación de inteligencia táctica y cercanía humana fue la que convirtió a Russo en un entrenador querido. En la U, pese a que el título no llegó, dejó una huella profunda. Su credibilidad se basaba en la coherencia. El final de la temporada marcó su salida, pero no su despedida emocional. Desde entonces, Russo siguió un camino que lo llevó por una decena de clubes: Rosario Central, Lanús, Estudiantes, Vélez, San Lorenzo, Racing, Millonarios, Alianza Lima, y sobre todo Boca Juniors, donde ganó la Copa Libertadores de 2007 con Juan Román Riquelme como figura. En todos dejó la misma impresión: un técnico de convicciones firmes y trato humano.

En los últimos años, mientras batallaba contra el cáncer, nunca se alejó del fútbol. Dirigió hasta donde su cuerpo se lo permitió. Su última aparición pública fue el 21 de septiembre, en el empate 2-2 ante Central Córdoba, ovacionado por La Bombonera. Cuando su salud ya no le permitió asistir a los entrenamientos, siguió dando instrucciones desde su casa. Falleció el 8 de octubre. En Chile, su recuerdo se mantiene vivo entre los jugadores que lo conocieron. “Siempre lo vamos a recordar con cariño”, escribió Universidad de Chile en sus redes.

De hecho, Castañeda y Mardones dan a conocer un último diálogo con el DT. “Hace un mes le enviamos un mensaje. Queríamos ir a verlo a Boca Juniors. Nos respondió y dijo que no tenía problema en recibirnos”, revelan.

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