Columna de Rafael Duarte Villa: Los escenarios frente al balotaje en Brasil

Foto: AP


Por Rafael Duarte Villa, analista de la Universidad de Sao Paulo

Los resultados de las elecciones presidenciales brasileñas en la primera vuelta diseñan un escenario de difícil pronóstico. En Brasil, las elecciones presidenciales se ganan o se pierden en las regiones, principalmente en las dos principales zonas electorales del país: el sureste, que concentra el 42,6% de los 156 millones de electores y la nororiental, con 27,1%.

En la primera vuelta Lula obtuvo una gran ventaja sobre Jair Bolsonaro en el nororiente: de cada 10 electores, casi siete tendieron a votar por el expresidente. Resta para Bolsonaro compensar ese déficit electoral aumentando el caudal de votos en el sureste, que resultó ser más equilibrado en la primera vuelta: 48% para Lula y 50% para Bolsonaro.

Al mismo tiempo, el voto femenino tendrá un gran peso. Con el 52,6% del total del electorado brasileño, las mujeres tienden a votar mayoritariamente por Lula. El desafío de Bolsonaro entonces es disminuir esa diferencia, para lo cual en la campaña deberá recurrir a su esposa Michelle Bolsonaro. Sin embargo, Lula puede neutralizar el papel de Michelle a través del apoyo recibido por la ex-candidata presidencial Simone Tebet, importante figura femenina emergente en la política brasileña.

Por otro lado, los más pobres también tendrán un rol protagónico grande. El resultado de la elección puede depender de cuánto las ayudas de renta implementados por Bolsonaro tengan efecto entre los más pobres (aquellos que ganan hasta dos salarios mínimos y que representa 46% del electorado brasileño). Hasta aquí el saldo parece ser positivo para Lula, con casi el 50% del total de votos de ese segmento social.

Finalmente, el resultado del 30 de octubre dependerá de la sustentación, o no, de la “onda electoral pro-bolsonarista” tras la primera vuelta. Si aquello fue una transferencia de votos útiles de electores (ultra) conservadores temerosos de una victoria de Lula en primera vuelta, entonces tal onda podría tender a estabilizarse como muestran las primeras encuestas posteriores a la primera vuelta, cuyos números todavía favorecen a Lula. Sin embargo, nada está perdido para el Bolsonarismo, que viene construyendo alianzas políticas estaduales y regionales más amplias que las de Lula. El resultado del balotaje está abierto.

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