
La metamorfosis de Kast
El abanderado republicano no está dispuesto a perder su tercera y última incursión a La Moneda. De ahí que haya aplicado -para esta campaña- un cambio de estrategia, pues está consciente de que debe esquivar su techo electoral. Su foco es presentarse como un estadista, centrándose en la entrega de propuestas que solucionen los problemas ciudadanos. Y dejar fuera de su campo de acción las peleas menores y los temas sensibles.

“Quiero decirles primero quién no soy yo: yo no soy (Donald) Trump, claramente soy más buenmozo, tengo más hijos y tengo mucho menos plata. También muchas veces me caricaturizan y dicen que soy racista y xenófobo, y tampoco lo soy”.
Hace ocho años, José Antonio Kast se presentaba así ante el auditorio de la Enade 2017 en CasaPiedra. Era su primera incursión a La Moneda y el entonces diputado -que el año anterior había renunciado a la UDI, entre otras razones por considerar que se había apartado de sus ideas fundacionales- necesitaba desvirtuar la ruda imagen que proyectaba. “Tampoco soy facho ni populista”, les dijo.
Pero no lo logró.
Sus tajantes declaraciones -en esa campaña- a favor del régimen militar terminaron por pasarle la cuenta, pues no solo afirmó en esa época que “si Pinochet estuviera vivo votaría por mí”, sino que visitó a los presos de Punta Peuco y sostuvo que ese régimen ”fue mejor” que el que había encabezado Sebastián Piñera, su principal contendor en la derecha, quien iba por su segundo periodo y que, a diferencia de él, había votado por el “No” en el plebiscito del ’88.

Hoy no habla de ese tema, como sí lo ha hecho la abanderada de Chile Vamos, Evelyn Matthei, con los consiguientes costos. Tampoco -o apenas- ingresa a materias sensibles. No ha vuelto a mencionar la derogación del aborto en tres causales -aunque sí ha criticado al gobierno por el proyecto que busca despenalizar el aborto hasta las 14 semanas-. Y no se ha referido de nuevo a su fallida propuesta para terminar con el Ministerio de la Mujer, a su oposición al matrimonio homosexual o a la discusión del que o quien está por nacer, que lo impactaron con la derrota en la presidencial del 2021 y, más doloroso aún, el fracaso del segundo proceso constitucional.
“Aprendimos a porrazos”, admite un integrante de su círculo.
En esta, su tercera y última carrera por la Presidencia, Kast ha mostrado que ha pasado por una metamorfosis. Está consciente de que tenía un techo electoral y el cambio -siempre calculado- apunta a esquivarlo. Su decisión es buscar a ese electorado insatisfecho, que quiere cambios drásticos, especialmente en seguridad, crecimiento y empleo. Y reducir al mínimo los errores. Una postura que le ha permitido en el último tiempo empatar e incluso superar -todavía en el margen de error- a Matthei, quien aparecía imbatible en todos los sondeos.
A su favor juegan dos factores. La irrupción de Johannes Kaiser de Nacional Libertarios, quien corrió las cercas de la derecha y lo situó -ante la ciudadanía- en una posición más moderada, y el cambio de vientos a nivel mundial y nacional en el sentido de un auge más claro de las ideas de derecha, sobre todo en el tema de la violencia y la migración.

También que el Kast de hoy no es el mismo que enfrentó a Gabriel Boric en el balotaje del 2021. Y cuyos adversarios admiten que esta vez sí tendría opciones de ganar.
En su entorno insisten en que no hay variación en las ideas, pero sí en la forma de abordarlas. Y en vez de “moderación”, prefieren hablar de “madurez”. Otros plantean que es puro pragmatismo. Y como ejemplo plantean el fichaje en su equipo del exalcalde de La Florida Rodolfo Carter, con quien no solo ha tenido diferencias políticas, sino que también por el cultivo terapéutico de la marihuana que impulsó el exedil. “Si el mundo hubiese actuado como plantea el diputado (Kast), sobre el prejuicio, la ignorancia y la intolerancia frente a lo nuevo, el hombre jamás hubiera salido de las cavernas”, le respondió Carter en 2015.

El líder republicano dejó de inmiscuirse en el último tiempo en peleas políticas al interior de la derecha -la última de proporciones que libró con Chile Vamos fue para la reforma de pensiones-, pero sí mantiene activa la manija de críticas con el gobierno y con la izquierda, pues el diseño de la “marca republicana” es presentarlo como su principal opositor.
“No ha habido un cambio significativo a nivel de propuestas, pero efectivamente su foco no es entrar al debate político menor, sino que centrarse en las cosas que realmente le importan a la ciudadanía”, sostiene Ruth Hurtado, secretaria general del partido.
El diseño apunta a mostrarlo como un estadista empático, un “padre protector” -una figura similar a lo que fue Ricardo Lagos para el Socialismo Democrático-; que hace propuestas y busca soluciones a los problemas que viven día a día los ciudadanos. De ahí que la defensa política -a nivel de contingencia- haya quedado en manos de Arturo Squella, presidente del partido.
“No lo van a ver bailando ni participando en la Divina Comida, porque su tarea no es esa, es resolver los graves problemas que tiene Chile”, cuenta un integrante de su equipo.
La fórmula le ha funcionado sin contratiempos, pues a diferencia del comando de Evelyn Matthei, quien debe alinear a la UDI, a Renovación Nacional y a Evópoli, ellos son un solo partido.
Una máquina aceitada
Apenas terminó la campaña para la elección municipal y de gobiernos regionales de octubre pasado -que no tuvo los resultados esperados para los republicanos-, la sede de Las Condes se activó en modo presidencial.

Los encargados de dar la partida fueron los integrantes del círculo de hierro de Kast, integrado por Arturo Squella, presidente del partido, a cargo de las líneas político-estratégicas; el abogado y consejero Cristián Valenzuela y la periodista Carolina Araya. Todos vienen de la campaña de 2017.
El primer paso fue elaborar una hoja de ruta con todas las temáticas a levantar cada semana hasta la primera vuelta, con flexibilidad para ingresar a la grilla temas de contingencia, como el asunto de las 25 mil licencias médicas utilizadas por funcionarios públicos para viajar fuera del país y que fueron denunciadas por la Contraloría. Nunca las primarias estuvieron en el mapa.
La operativa es simple. Kast se junta todas las semanas con el equipo para terminar de afinar la propuesta de la semana siguiente, en una reunión en la que participan Squella, Valenzuela, Araya; Carmen Soza, directora ejecutiva de Ideas Republicanas, y María Jesús Wulf, subdirectora de Acción Republicana. Más el creativo Felipe Costabal, y el director audiovisual Adiel Ayala, a cargo de los videos. El despliegue territorial está a cargo de Alejandro Irarrázaval, extesorero de la UDI y actual socio y gerente de la Agrícola Chacabuco.
Los viernes se les comunica lo que van a hacer a los parlamentarios y directivos; el domingo se les envía una minuta, y el lunes -antes de dar a conocer el tema a la prensa- se reúnen una hora antes para efectos de coordinación.
En un principio los temas no tenían nombre. Pero para esta presidencial optaron por bautizarlos. Así nacieron -entre otros- el Plan Zero Listas de Espera, que no tuvo en un principio mayor repercusión, pero que siguió con otros que sí tomaron vuelo, entre ellos el Plan Escudo Fronterizo, el más difundido; el Plan No Más Contribuciones para la primera vivienda; el Plan Auditoría Total, Plan Tu Casa, Plan Renace Chile y el Plan Patines para recuperar la educación pública, que fue el último.
“Todas las semanas nos pide, además, incluir un tema en seguridad, que es clave para él”, comenta una fuente, quien agrega que solo se trata de planes y no de un programa de gobierno. Este último -aseguran- va a ser bastante más breve que el de 2021, que por su amplitud y detalles terminó ocasionándoles un problema.
Otra de las instrucciones de Kast es no celebrar el alza en las encuestas, para no generar fricciones en la derecha. Aunque sigue un monitoreo exhaustivo de las cifras. De hecho, las sube todas a su cuenta X, las buenas y las malas.
La que más expectativas generó fue la del 25 de mayo -que venía justo una semana después del primer empate a 17 puntos con Matthei-. Ese día, Kast iba en un vuelo rumbo a Madrid y luego a Budapest, por lo que hubo varias horas de silencio informativo. Durante el viaje leyó el libro Tiempos Mejores, de Jorge Selume. Y cuando recuperó la señal y recibió los resultados, que daban cuenta de un empate técnico -17 a 16 entre Matthei y él-, el análisis fue que las cifras no obedecían a un asunto circunstancial. Estaban marcando una tendencia. Pero no celebró. “Las encuestas pasan, los proyectos quedan”, estampó en un posteo.
No estaba errado. El 8 de junio superó a la exalcaldesa -por primera vez- por un punto.
La mejora en los guarismos le ha dado una nueva energía, comentan sus cercanos. Dedica gran parte de su tiempo en el partido a estudiar en profundidad los temas; se reúne en su oficina con distintos especialistas (los que se mantienen en reserva para no acarrearles dificultades), al tiempo que se alimenta sano y hace mucho ejercicio. “Ha bajado varios kilos, con una rutina diaria con un personal trainer”, cuenta un integrante de la casona de Presidente Errázuriz.
Asesoría internacional
De todos los presidenciables de esta contienda, Kast es el que registra el mayor despliegue en el exterior. Su objetivo es conocer modelos exitosos en seguridad y estrechar lazos políticos especialmente con el mundo conservador. El último viaje lo hizo esta semana a Asunción, Paraguay, para participar en el Foro Madrid, desde donde cuestionó a la izquierda.

“Vivimos un tiempo marcado por las amenazas, por el retroceso y la violencia. Y no es una amenaza abstracta, es una amenaza real, concreta y organizada. Y tiene rostro, tiene nombre y una estrategia. Y esa es la izquierda radical”, dijo.
Los podios internacionales son los preferidos para sus críticas políticas. En Hungría, el año pasado, sostuvo que “estamos gobernados por un Presidente woke”. Y a fines de mayo de este año, de nuevo en Hungría, en la CPAC (Conferencia Conservadora), cuestionó de nuevo al gobierno del Presidente Boric -por el ingreso de 120 mil ilegales, según dijo- y también al de Piñera.
“No es un problema solo de la izquierda, la derecha tradicional, cuando gobernó, tampoco supo enfrentar con fuerza la inmigración ilegal”, sostuvo.
Kast -se comenta- ha observado con atención ejemplos como el de Viktor Orbán, quien se ha mantenido 15 años como primer ministro de Hungría, sin tocar proyectos progresistas como el aborto. Y ha mezclado su accionar político con visitas de aprendizaje, en las que privilegia el contacto con los encargados de áreas.
El año pasado estuvo -entre otros- en El Salvador para conocer la “megacárcel” contra el crimen organizado, creada por el Presidente Nayib Bukele; en Italia visitó una dependencia penitenciaria para los cabecillas de la mafia; en Inglaterra se interiorizó sobre la implementación de un sistema de cámaras, y en Hungría visitó la valla fronteriza con Serbia, para construir un símil en Chile en el límite con Bolivia.
Por lo pronto, en las filas republicanas se mantiene la hoja de ruta sin variaciones hasta la primera vuelta.
No van a nombrar un comando antes de la inscripción del 18 de agosto y la decisión es evitar fricciones con Chile Vamos, ya que saben que ambos bloques se necesitan en una segunda vuelta y no quieren una reedición de la pugna 2021, que terminó con un Sebastián Sichel restándose del apoyo a Kast en el balotaje que terminó con Gabriel Boric en La Moneda. De ahí que Kast ya adelantó un apoyo sin condiciones a Matthei, con la convicción -dicen- de que esta presidencial se gana por la derecha.

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