¿Cuáles son los peligros de la “fase 3”?

El ingreso del país a esta nueva etapa de la epidemia abre una nuevo foco de interrogantes, especialmente sobre cómo se comportará la población y la capacidad de resistencia del sistema sanitario.


Tal como lo había insinuado el viernes, este sábado por la mañana finalmente el ministro de salud Jaime Mañalich confirmó lo que parecía inevitable: Chile ingresó a la “fase 3” de la epidemia de coronanavirus.

Durante la llamada “fase 2”, el virus aún es “trazable”, es decir, en todos los casos de pacientes infectados se puede determinar su origen. En cambio, en la “fase 3”, se comienzan a producir los primeros reportes de casos sin trazar, es decir, donde es imposible determinar la fuente con que algunos pacientes se contagiaron. Eso obliga, como adelanto la autoridad sanitaria, a tomar medidas más restrictivas, como limitar ciertas actividades que incluyan aglomeración de gente o decretar cuarentenas focalizadas en ciertas instituciones (colegios, empresas, o incluso, en una comuna completa) y regular aún más el ingreso de personas al país. De hecho, esta mañana, el gobierno amplió las restricciones de ingreso de personas provenientes de España e Italia, la que se amplió para aquellos pasajeros que provienen de Irán, China y Japón, países en los que también existe una alta circulación del virus.

Las fases de una epidemia

Cuando se habla de una epidemia, esta se divide en fases, que se describen para separar las medidas de control que debe adoptar un país frente a un nuevo microrganismo o la reintroducción de una que estaba controlado.

En la “fase 1”, es cuando el país está libre del virus y las medidas están destinadas a evitar su introducción, adoptando las instrucciones que instaura la Organización Mundial de la Salud (OMS) y son determinadas por el Ministerio de Salud en Chile (Minsal). Chile salió de esta fase el pasado 3 de marzo, cuando se notificó al primer paciente o paciente cero, un médico de Talca.

La “fase 2” es cuando ya hay casos en el país, pero todos importados y trazables, es decir, personas que se contagiaron en el exterior, o por contacto por un paciente que se contagió en el extranjero. Por ejemplo, el cuñado del paciente cero, quien es positivo después de haber compartido en una reunión familiar con el médico.

Durante esta etapa se busca evitar que comience la transmisión dentro del país sin depender ya de un paciente que provenga del extranjero.

La “fase 3”, a la que Chile entró oficialmente este sábado 14 de marzo, se produce cuando existe transmisión sostenida del virus en el país, con un mayor número de contagiados, y donde es imposible poder determinar con certeza la fuente de contagio de estos pacientes. Es la fase donde el brote se manifiesta en su mayor intensidad.

Pasar a la etapa tres, “quiere decir que la enfermedad se produciría sin que sea posible trazar el contacto que produjo el contagio porque el virus ya se encuentra circulando libremente", explica María Luz Endeiza, infectóloga y jefa del Vacunatorio de Clínica Universidad de los Andes.

Tareas primordiales

La posibilidad de entrar a la fase tres era muy cierta, ya que “es la historia natural de una enfermedad nueva que no tiene vacunas para su prevención y se enfrenta a una población totalmente susceptible a infectarse", dice Endeiza, que sin embargo, aclara que ello no necesariamente implica hacer muchos cuadros graves.

En este escenario las autoridades sanitarias “podrían decidir el cese temporal de clases o de asistencia al trabajo, la limitación de la movilidad dentro del territorio, la restricción de aglomeraciones o reuniones masivas”, añade la jefa del vacunatorio Clínica U. de los Andes.

En esta etapa, el objetivo principal es minimizar los efectos de la epidemia y controlar la transmisión del virus, no olvidando que “que cualquier medida de esa envergadura no deja de lado a las medidas básicas de precaución, higiene y autocuidado, como el lavado de manos y de superficies a la de evitar llevarse las manos hacia la boca, nariz o los ojos, o mantenerse a más de un metro de distancia de personas sospechosas de enfermedad”, señala César Bustos, internista e infectólogo de adultos de Clínica U. de los Andes.

Los especialistas afirman que durante esta etapa es primordial evitar la mayor cantidad de casos de contagios posibles, pues aún existen muchas interrogantes sobre el comportamiento del Covid-19, ya que esto permite tener más tiempo para conocer más resultados de los diferentes estudios que se están realizando sobre este nuevo coronavirus, explica la experta en infectología.

Un trabajador limpia un carro de metro en la República Checa. FOTO: AFP

La “fase 3” y sus riesgos

Los médicos dicen que ahora hay que estar preparados para los peligros que conlleva estar en una tercera fase. Primero, “lo más complejo de la ‘fase tres’ es la capacidad de respuesta del país ante el aumento explosivo de los casos, la posibilidad de atender al mismo tiempo a una enorme cantidad de personas y la capacidad de hospitalización”, dice María Luz Endeiza.

Y segundo, algo en lo que coinciden ambos especialistas, es que lo que más preocuparía y que se podría escapar de las manos, son los casos son los casos más graves y complejos, y que afectarían a los grupos más vulnerables que tienen riesgo de desarrollar enfermedades respiratorias severas.

Además, otro riesgo sería la posible aparición de otros pacientes como población de riesgo que no hayan sido detectados con anterioridad, convirtiéndose en un gran peligro en esta fase.

Sin embargo, Endeiza dice que de entrar Chile a una fase tres del Covid-19, “no creo es que esto se produzca en forma descontrolada si mantenemos la calma y seguimos al pie da la letra las indicaciones de la Seremi de Salud y del Minsal”.

Misma recomendación que entrega Bustos al recalcar que “no se debe sucumbir en escenarios pánico que saturen innecesariamente los sistemas de salud”, de ahí la importancia de seguir las recomendaciones de las autoridades sanitarias.

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