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Cambios en el directorio, problemas en el Santa Laura y desfile de técnicos: las causas de la debacle de Unión Española

El equipo de Independencia quedó al borde del descenso tras la caída frente a Deportes Limache. De momento, Jorge Segovia, el dueño del club, descarta vender la histórica institución.

Unión Española está al borde del descenso tras caer ante Deportes Limache ANDRES PINA/PHOTOSPORT

Unión Española está a un paso de sellar su descenso a la Primera B después de 28 años. La derrota por la mínima frente a Deportes Limache, que representaba una verdadera final en la lucha por la permanencia, fue prácticamente la daga que sentenció el panorama de los hispanos de cara a la recta final de la Liga de Primera.

El elenco de la comuna de Independencia depende de un milagro para salvarse. En primer lugar, debe ganar sí o sí los dos partidos que le restan, frente a O’Higgins de Rancagua y Coquimbo Unido, dos escuadras que están en lo más alto de la tabla de posiciones. Si eso ya parece difícil, también hay que remarcar que necesitan que se den otros resultados que se jugarán en paralelo. En el detalle, deben rezar para que Limache no gane ninguno de los dos duelos que aparecen en el calendario. Si los tomateros sacan los tres puntos ante Unión La Calera o contra La Serena, mandarán automáticamente a la UE a la segunda categoría del balompié nacional y, de pasada, a Deportes Iquique.

El panorama, sin lugar a dudas, es desolador. Sin embargo, no es una situación que se ha ido construyendo en las últimas fechas, sino más bien, es un cúmulo de malas decisiones que se fueron agrupando desde el comienzo de la temporada. Desde los cambios en los puestos de gerencia, pasando por la danza de entrenadores, y hasta el mal desempeño de los refuerzos, han llevado a que la bomba del descenso esté a punto de explotar sobre el estadio Santa Laura.

Líos dentro y fuera de la cancha

La caída libre de Unión Española tiene múltiples razones que la explican. No obstante, la mayor de ellas parece estar radicada en el núcleo de la institución, principalmente, en la toma de decisiones de un directorio desorganizado. De momento, Jorge Segovia, el dueño del club, descarta la venta de la institución: “Absolutamente falso”, dice al ser consultado por El Deportivo, al mismo tiempo que asegura que tomará acciones legales contra los responsables de difundir la información.

En plena crisis deportiva, el conjunto hispano ha tenido que lidiar con varios cambios en el alto mando del club. A mitad de año, por ejemplo, el presidente Francisco Ceresuela dejó su cargo por motivos personales y fue reemplazado por Santiago Perdiguero San Miguel, quien ya había ejercido como timonel, gerente general y director en periodos anteriores. A su vez, también se dio la partida del gerente Cristián Rodríguez y el posterior ingreso de Sabino Aguad, esto por supuestos desacuerdos en los tiempos de remodelación del césped y la luminaria del estadio Santa Laura.

En el caso del reducto de Plaza Chacabuco, es algo de larga data. Unión Española ha tenido que suspender compromisos (como ocurrió con Universidad de Chile, en la primera rueda) por el mal estado del campo de juego y la falta de los postes de luz del estadio. Como efecto inmediato al problema con la iluminación, se han visto obligados a tener que jugar en horarios poco amigables para el público (en días de semana, durante pleno horario laboral), despertando la molestia de la fanaticada, que ha tenido dificultades para acudir a apoyar al equipo en este duro momento. Los elevados precios de las entradas también son otro inconveniente.

La hinchada de Unión Española ha sufrido con el duro momento que los tiene al borde del descenso. MANUEL LEMA/PHOTOSPORT

Tres entrenadores y refuerzos que no aportan

A su vez, el caos que se vive en la cúpula de Unión Española se ha traspasado al terreno de juego, con la mala designación de entrenadores y la contratación de refuerzos que prometían, pero que terminaron quedando muy al debe.

Teniendo en cuenta que debían disputar el Campeonato Nacional, Copa Chile y la fase de grupos de la Copa Sudamericana 2025, el club de colonias no escatimó en fichajes a principio de año. Algunos, por cierto, fueron de renombre. En ese marco, arribaron Cristian Montes (CD Eldense), Martín Parra (Huachipato), Brayan Véjar (Palestino), Agustín Nadruz (Deportes Iquique), Felipe Espinoza (Magallanes), Sebastián Pereira (Everton), Matías Marín (Belgrano), Matías Suárez (Belgrano) y Fernando Ovelar (Pachuca) para reforzar el plantel que comandaba el DT José Luis Sierra, un histórico del club.

Pero las cosas no salieron bien para el Coto. Con nueve partidos dirigidos en el torneo local, apenas cosechó seis unidades y dejó ubicado al equipo en puestos de relegación. Además, también quedó eliminado del certamen continental habiendo ganado solo un duelo. Los malos resultados, naturalmente, desencadenaron en la renuncia del ídolo hispano.

Lejos de terminar ahí, los problemas continuaron con el entrenador que asumió el puesto vacante. Miguel Ramírez, que venía de dejar en la última casilla de la Liga de Primera a un golpeado Iquique, tomó el desafío. El estratega terminó saliendo del club, a pocas fechas del término del torneo. La decisión no fue bien recibida por los altos directivos de la institución, pese a que se le entregó toda la confianza para seguir con el proceso.

Durante la ventana de invierno arribaron seis nuevas incorporaciones: Fabricio Formiliano, Bianneider Tamayo y Renato Huerta (U. de Chile), Gonzalo Castellani (Ferro de Argentina), Cristián Insaurralde (La Calera) y Pablo Ratotti (Unión de Santa Fe). Sin embargo, Cheíto tampoco pudo adecuarlos al funcionamiento y terminó cometiendo los mismos errores que se habían exhibido bajo la conducción de Sierra. Un pobre registro de cuatro victorias en 15 partidos, sumado a una eliminación en Copa Chile, decantó en una nueva salida en la dirección técnica.

Con la crisis desatada en Independencia, no quedó otra opción más que recurrir a otro histórico de la casa. Gonzalo Villagra, que fue pieza clave de aquel equipo hispano que supo ser campeón por última vez en 2013, asumió como interino en la caída ante Limache.

La salvación, ahora depende de lo que pueda trabajar en estas últimas dos semanas de campeonato. “No está definido y vamos a luchar hasta el final, eso ténganlo por seguro y ese va a ser el mensaje. Mientras haya opciones, vamos a luchar. Es nuestra obligación salir a ganar el próximo partido. Sabemos la difícil situación en que estamos, no dependemos de nosotros, pero no podemos bajar los brazos. Hay que apoyarse en el compañero y hay que entrar a ganar, dejando todo por el todo. Tendremos que esperar el próximo partido, pero hay que buscar el triunfo”, dijo Villagra una vez consumada la derrota frente a los tomateros.

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