Tres toneladas y media de carne que debió pasar por un filtro religioso: el inusual cargamento que lleva Argentina a Qatar

Messi, en un entrenamiento en Emiratos Árabes, la última estación argentina antes de Qatar (Foto: Reuters)

No solo de los aspectos futbolísticos se preocupan las delegaciones. Al margen de la infraestructura y de la implementación para el trabajo, hay otros aspectos que se toman la atención. En la dieta de los transandinos, la carne es fundamental. Sin embargo, no cualquiera puede ser consumida en un país de estrictas costumbres.



La carne y los argentinos van de la mano. En el país transandino, el consumo de la proteína forma parte de la cultura. Desde el asado hasta múltiples preparaciones. La selección que dirige Lionel Scaloni y que lidera Lionel Messi no es la excepción y lo refleja el cuantioso cargamento que llevaron hasta Qatar, la sede del Mundial: nada menos que tres mil quinientos kilos del producto. Es decir, tres toneladas y media, que se destinarán a la alimentación de toda la delegación.

Si esa ya es una particularidad, la otra está dada por una particular exigencia. Al país asiático, por un tema de origen religioso, no puede ingresar cualquier carne. La que se consuma, debe respetar en su proceso de producción una serie de requisitos que están ligados al ejercicio de la fe.

En Qatar, Argentina consumirá carne Halal. ¿Qué es la carne Halal? La traducción literal denota que se trata de un producto lícito. Alexis El Sayer, director del Centro Islámico, explica a TyC Sports las condiciones que se deben dar para catalogar a la carne como tal. Su trabajo es, precisamente, la certificación en ese sentido. “Dar fe y velar que se haya cumplido con las normativas religiosas para productos que necesitan certificación”, relata al medio argentino.

La selección argentina celebra durante las Eliminatorias (Foto: AFP)

Certificación

Para los musulmanes está prohibido el consumo de carne de cerdo, de alcohol y de sus derivados. También el de carne que se haya encontrado muerta y de productos fabricados con sangre. La lista incluye los estupefacientes y las plantas que puedan utilizarse en forma peligrosa.

En ese escenario, El Sayer debe emitir un certificado que avale que avale que los productos que se ingresarán a los países musulmanes cumplan con las normas. La garantía incluye, también, el aspecto sanitario.

Que se trate de un animal vivo, trasladado desde un determinado lugar a la planta, que haya tenido el descanso necesario que exige Senasa y que no haya habido maltrato del animal. La muerte se da a través del degüello, en el nombre de Dios -eso lo convierte en halal o lícito- y no con las que se usan convencionalmente (un golpe o la electrocución). Posteriormente se siguen los procesos que se hacen con el animal hasta que llega a una caja para ser exportado”, consigna El Sayer a TyC.

¿Cómo se explica que una delegación que no incluya musulmanes adopte todas estas medidas? Porque de otra forma esos productos no habrían podido ingresarse a Qatar. Otro ejemplo de lo que podría cuestionarse es la gelatina.

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