Juan Luis Ossa: “Una parte de la derecha está pensando en ganar como mecanismo para salir de la crisis y en una elección no se va a resolver”

En medio de días críticos para la campaña de Sebastián Sichel, quien encabezó el equipo para un relato -y que derivó en el libro Sociedad de bienestar-, dice que la centroderecha debe buscar un proyecto de largo plazo y que la opción de José Antonio Kast se queda corta, pues es presentista y no se toma en serio el malestar.


Sociedad de bienestar es el título del libro de 109 páginas en que finalmente cuajó la propuesta de relato para la campaña de Sebastián Sichel y que dirigió el historiador Juan Luis Ossa. El documento llega en días de libertad de acción, un fuerte choque con los partidos y la caída en las encuestas de la opción del exministro. Sin embargo, y aunque reconoce el difícil momento, Ossa afirma que el trabajo está llamado no sólo a esta campaña, sino también a un proyecto de futuro de la centroderecha, más allá de lo que ocurra el próximo 21 de noviembre.

“Nos preocupa rivalizar la toma de decisiones, la mayoría cultural del Frente Amplio y el PC”, dice el también investigador del Centro de Estudios Públicos.

Un inquietud que, afirma, comparten los otros autores del libro: los investigadores del IES Claudio Alvarado, Josefina Araos y Pablo Ortúzar; Sylvia Eyzaguirre (CEP), Jorge Gómez (FPP), Tomás Mandiola, Ignacio Naudon, Jonathan Orrego y Pablo Valderrama (Idea País).

El documento busca un “camino reformista hacia un Chile justo y sostenible”. En esa línea, busca una interpretación de las causas del estallido social de octubre de 2019, tanto respecto de la tesis del malestar como de las causas inmediatas de éste, e invita a la centroderecha a hacerse cargo vía reformas profundas de esta crisis que aún no termina. Para ello, pone el acento en el Estado y el mercado como herramientas que se necesitan recíprocamente para lograr el bienestar de la sociedad civil; en la ejecución de medidas urgentes en pos de la protección e integración social para lograr una mayor cohesión; en un nuevo concepto de desarrollo sustentable, y en mecanismos de democracia y participación para recomponer el vínculo entre política y sociedad. Inequívocamente, el llamado que hace el grupo es a que la centroderecha salga de su zona de confort.

“Junto al crecimiento también tiene que haber mayor cohesión social. Si no, los países se transforman en una olla a presión”, explica Ossa.

¿Cómo se condice todo esto con que el sector se esté ordenando detrás de un candidato conservador como José Antonio Kast que, según Ossa, no comparte que exista un malestar? “Una parte de la derecha está pensando en ganar como mecanismo para salir de la crisis y en una elección no se va a resolver”, responde.

Su propuesta de relato está lista y en ella se intentó aunar distintas tradiciones, desde conservadores a liberales. ¿Cómo se para esto ante las críticas que desde el plano político de la campaña se ha hecho a sectores conservadores de Chile Podemos Más?

El objetivo del grupo y el libro fue juntar distintas tradiciones y culturas políticas que de una u otra forma son parte de la historia larga de la centroderecha: hay liberales y conservadores, socialcristianos, comunitaristas, etc. Lo segundo es que este es un libro que va más allá, o que aspira a ir más allá, de la contingencia, de la coyuntura. Obviamente surgió al calor de las primarias, para entregar insumos a la campaña del ganador, que fue Sebastián Sichel. Pero siempre nuestro objetivo ha sido ir más allá de la campaña del 2021 y por eso tiene una mirada de futuro, de largo alcance. Obviamente, también es cierto que hay personas en el libro o en los mundos que recoge el libro que están más o menos cómodas con algunos de los eventos que han pasado en el último tiempo. Hay algunos sectores conservadores menos cómodos que otros. Pero también creo, y estoy convencido, de que nos une mucho más que lo que nos distancia respecto del programa político de Sichel y, sobre todo, del de la centroderecha o de lo que creemos debería aspirar la centroderecha en los próximos años.

Claudio Alvarado, coautor del libro, dijo: “Sichel comete un error al identificar la sensibilidad conservadora con ser extremista en la política”, ¿comparte eso?

Cuando uno utiliza conceptos los tiene que definir bien. Y ser liberal no es únicamente ser progresista. Uno puede ser liberal y defender al mismo tiempo el valor o, digamos, la posición política de los conservadores. Creo que Sichel lo ha hecho en parte: ha defendido causas “liberales”, y también causas que son defendidas por conservadores, como la libertad de enseñanza o la libertad de culto, que son muy caras para los conservadores. En ese sentido, yo concuerdo con Claudio en que los conceptos tienen que ser bien definidos y que los motes no alcanzan para agarrar bien esa definición. Pero creo sinceramente que Sichel lo logra cuando mete en un mismo saco la libertad de enseñanza con el matrimonio igualitario, etc.

¿Pero es un error separar aguas con los sectores conservadores? O sea, ¿puede un proyecto que se dice de centro y centroderecha prescindir de ellos con la tradición histórica que tiene ese mundo?

Este libro comprueba que se pueden aunar distintas tradiciones políticas y que son muchas más las cosas que nos unen que las que nos dividen. Ambas corrientes creen profundamente en la sociedad civil, en que son las personas y no el Estado o el mercado en sí mismos los que definen lo que es una sociedad. Y eso está muy anclado en las tradiciones ideológicas de ambas escuelas.

¿Y siente que la campaña, con el rumbo que ha tomado en los últimos días, responde a este mismo espíritu que se intentó hacer con el relato?

A ver, el rumbo que ha tomado la campaña en estos últimos días dice relación con la diferenciación con José Antonio Kast, opción con la cual estoy de acuerdo en cuanto no cabe duda de que hay diferencias profundas entre un proyecto de centroderecha y centro, como el que queda plasmado en el libro, y un proyecto político como el de Kast...

¿Que definiría de derecha, de ultraderecha?

Lo definiría de derecha. Y dentro de esas diferencias, veo al menos dos tipos. La primera es institucional. Este libro surge al calor de la primaria que ganó Sichel y habríamos hecho el libro, lo más probable, para cualquiera que la hubiera ganado. Lo que nos preocupa es el sector y cómo podemos rivalizar la toma de decisiones, la mayoría cultural a lo que está al frente, que es el Frente Amplio y el PC. ¿De qué manera hacerlo? Aspirando a construir una mayoría cultural, pero que además esté anclada en la institucionalidad. Y Kast decidió no ser parte de la institucionalidad y correr solo, razón por la cual está hoy en la papeleta. En ese sentido, la campaña tomó un camino correcto de diferenciarse con Kast.

Pero dejó heridos en el camino...

Sí. Pero también hay una razón que es más interpretativa, que tiene que ver con cómo entendemos la historia reciente del país y cómo entendemos el presente. Y lo primero, que está muy presente en el libro, es una diferencia muy marcada en el diagnóstico. Nosotros reivindicamos los últimos 30 años, pero lo hacemos desde una perspectiva crítica. Nosotros sí creemos que hay un malestar que tiene que ser resuelto, ojalá con reformas sociales profundas. Me parece, al leer el programa de Kast y al oírlo, que no comparte el mismo diagnóstico sociopolítico.

¿Que no cree en el malestar?

Me parece que no comparte mayormente que exista un problema sociocultural que se debe resolver vía reformas y no extrayendo recetas noventeras que rindieron fruto, sin duda, pero que se quedaron cortas. Y no sólo porque el país se estancó en 2014, sino también porque la promesa de la meritocracia se quedó corta. Es lo que Carlos Peña llama la ambivalencia de la modernización capitalista: creces mucho, generas muchas expectativas, pero estas también generan frustración. Ese diagnóstico, que está presente en el libro, no es mayormente compartido por Kast y sus adherentes. Por lo tanto, las soluciones no son las mismas. Este libro, y la candidatura de Sichel, refuerza mucho la idea de la reforma, no solo en contraposición a la revolución del Frente Amplio, sino también a la R del Rechazo, del inmovilismo. Necesitamos reformar el aparato institucional, pero sobre todo introducir reformas sociales profundas para salir del malestar, que no es un invento.

¿Un pensamiento político como el que subyace a la opción de Kast puede conversar con el relato que ustedes dibujan en este documento?

Yo esperaría que los adherentes de Kast se sentaran a conversar con otros grupos, con otras personas que piensan distinto a ellos, pues sería señal de que creen en algo que es muy caro para todos nosotros, que es la diversidad. Sentarse a conversar sería una muy buena señal, porque significaría que creen en la tolerancia y en la sociedad abierta. Estamos viviendo un momento sumamente complejo en donde el Frente Amplio y el PC quieren cerrar la sociedad y hacerla unívoca, y todos quienes creemos en la sociedad abierta tenemos que jugárnosla porque eso siga existiendo. Para eso hay que creer en la democracia representativa, en la participación política, en el medioambiente, en la ciencia, pues de otra forma difícilmente nos vamos a poner de acuerdo para rivalizar con el Frente Amplio.

En ese sentido, ¿ Sichel debiera haber tenido una reacción de mayor apertura a lo que significa Kast hoy día?

Por de pronto, el rival, sin duda, está en el Frente Amplio y el PC. La diferenciación no significa enemistad. Dentro de la diferenciación también puede haber un espíritu de convocación. Y ahí es donde yo creo que el candidato Sichel debería apuntar: a diferenciarse, sin duda, pero al mismo tiempo ser muy convocante.

¿Y eso es lo que ha dejado heridos?

No lo sé. Pero este libro es muy convocante y yo esperaría que ese espíritu cundiera en las últimas tres semanas. Al final de cuentas, lo que está en juego es la mayoría cultural no solo para ganar esta elección, sino que para gobernar. Y ahí es donde yo creo que Sichel, en comparación con Kast, tiene algo que decir. No solo creo que es más competitivo en una segunda vuelta, sino que, además, le va a dar mayor gobernabilidad al país. Mientras que las posiciones más extremas difícilmente te dan gobernabilidad en el largo plazo. Los países polarizados tienden a concentrar su apoyo en sectores de nicho. Con lo cual puedes ganar una elección coyuntural, pero no generar un proyecto de gobernabilidad estructural. Hay que salir de la crisis, pero hay que, además, presentarle al país un proyecto estructural y que dure en el tiempo.

¿La derecha se está tomando en serio esto de tener una lectura respecto del malestar y a las causas del estallido?

Hay una buena parte de académicos de centroderecha, de personas comunes y corrientes también, que se están tomando en serio el malestar. Y, como decía antes, de que el remedio es la introducción de reformas sociales, políticas, económicas. Lo que pasa es que muchas veces se confunde el concepto de reforma con el de la cocina y el de la transaca. Y no es eso. Tener una agenda reformista que verdaderamente sea efectiva es muy demandante y más que una agenda revolucionaria, porque la agenda reformista es ahora, no en 20 años más. No queremos refundar el país, no solo porque es muy arrogante y porque demuestra un desconocimiento brutal de nuestra historia, sino porque, además, la revolución no soluciona los problemas que hay, sino que los tira para 20 años más. La reforma, en cambio, los soluciona ahora.

¿Cómo explica que un candidato que dice que no cree en el malestar esté recabando más apoyo en la centroderecha?

Porque creo que hay una parte de la derecha y quizás de la centroderecha que está pensando en ganar la elección como un mecanismo para salir de la crisis y en una elección no se va a resolver la crisis. Lo que estamos viviendo va a perdurar por mucho tiempo, entre otras cosas, porque vamos a cambiar la Constitución y eso se demorará mucho en implementarse. Yo esperaría que esos sectores se sentaran a pensar en cómo generamos grandes coaliciones y mayorías para darle mayor gobernabilidad al país en un escenario de incertidumbre brutal.

¿Retrocede la derecha al ponerse detrás de Kast?

No me pongo en el caso de que eso vaya a ser así...

Pero es lo que se ve ahora al menos en las encuestas.

Yo esperaría que la centroderecha tuviera una visión de largo plazo y no de corto plazo. Aquí no está en juego nada más que una elección. Está en juego el futuro del país, que va a ser peor o mejor dependiendo de su gobernabilidad. Y me parece que la candidatura de Sichel promete mayor gobernabilidad que la que promete Kast. D

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.