Tropiezos y una relación con el Parlamento que no cuajó: el ripioso camino de Giorgio Jackson en la Segpres

Giorgio Jackson junto al Presidente Gabriel Boric en enero de este año, cuando el Mandatario anunció el que sería su primer equipo ministerial.

El compañero de ruta del Presidente Gabriel Boric asumió en marzo a cargo de una cartera de vital relevancia: encargada de llevar la relación con el Congreso. La tarea estuvo marcada por dificultades y hoy el Mandatario tuvo que despedirse de su diseño original de gabinete realizando el primer ajuste ministerial de su administración. El exdiputado RD pasó a la cartera de Desarrollo Social.


“Mi primer periodo como diputado comenzó en 2014 y en ese entonces junto al actual ministro Segpres (Giorgio Jackson), éramos de los pocos representantes de lo que más adelante sería el Frente Amplio. En ese momento nos trataban como unos outsiders muy desagradables. Éramos muy resistidos y nosotros contribuíamos también a fomentar esa imagen”.

La frase del Presidente Gabriel Boric -el pasado 23 de junio en el Instituto Chile- refleja la ruta que ha seguido el Mandatario con quien ha calificado como su “compañero”: el ahora exministro de la Segpres, Giorgio Jackson, quien este martes dejó esa cartera para asumir en Desarrollo Social, en el marco del primer cambio de gabinete de esta administración.

La complicidad entre ambos, que fueron diputados por el Frente Amplio -aunque de colectividades diferentes- se remonta a sus años universitarios. El Presidente ha relatado que el flechazo de esa amistad inició en 2011, frente a la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Chile, conocida también como la FAU. Jackson era presidente de la FEUC, más tarde Boric lo sería de la FECH. En el fútbol estaban también en trincheras contrarias. El ahora extitular de la Segpres es fanático de la Universidad de Chile; el Mandatario hincha acérrimo de la Universidad Católica. Nada de eso impediría que ese día, hace 11 años, cuando comieron pollo en el local Mr. Cookse de Santiago Centro, se fraguara el inicio de una amistad y una ruta política que los llevó este año a La Moneda.

La “dupla” que llegaron a formar generó que -en algún momento-, incluso algunos los confundieran. Ante ese enredo, en 2016, cuando eran representantes de la Cámara Baja, decidieron hacer un video viral mostrando quién era quién. “No los confunda”, decía la lúdica grabación (ver video).

El humor siguió presente en sus intervenciones en redes sociales incluso ya en el Ejecutivo. Quizás uno de los ejemplos más nítidos se dio a inicios de junio cuando el Presidente, de gira en Canadá, se reunió en un bar con el Primer Ministro de ese país, Justin Trudeau. Desde Santiago, adjuntando una fotografía en que se veían Boric y Trudeau con mangas de camisa arremangadas y dos copas, Jackson posteó un video con la popular canción Ultra solo mencionando la siguiente estrofa: “Aquí estoy, ultra solo, pensando en que me cambiaste por otro, pensando en cómo lo perdimos todo..”

Pero así como estuvieron esos momentos ‘dulces’, la gestión de Jackson en la Segpres tuvo también, desde el inicio, mucho de agraz.

Aterrizaje forzoso

Fue antes de asumir en el cargo, en febrero, cuando el en ese entonces futuro ministro de la Sepgres tendría que dar las primeras explicaciones. En Uruguay otorgó una entrevista donde vinculó el destino del programa de gobierno a la aprobación del nuevo texto constitucional. “Buena parte de las reformas que planteamos tienen como principal obstáculo la actual Constitución. El tener una nueva Constitución es una condición sine qua non para llevar a cabo estas agendas”, aseguró, generando una serie de cuestionamientos.

Ya en su rol en el Congreso -como ministro de la Sepgres era el encargado de llevar las relaciones en el Parlamento- las críticas a su gestión llegaron al poco tiempo. Los primeros ‘enfrentamientos’ se vivieron en marzo, a raíz de la decisión de La Moneda de poner urgencia al proyecto de amnistía de los denominados presos del estallido social.

Los senadores socialistas Alfonso de Urresti y Fidel Espinoza, quienes se alzaron desde entonces como sus principales críticos, cuestionaron que no se socializara previamente la determinación.

En abril vendría una compleja derrota para el Ejecutivo en el Parlamento cuando la Cámara de Diputados rechazó el proyecto de quinto retiro universal de fondos de pensiones y también la propuesta acotada del gobierno.

Desde el Socialismo Democrático -uno de los bloques oficialistas junto a Apruebo Dignidad- criticaron la falta de diálogo prelegislativo y la premura de La Moneda para avanzar en su propio proyecto.

Ante ese escenario, el 20 de abril Jackson realizó la primera autocrítica por su gestión. “No tengo ningún problema en que, si hay que hacer los procesos de mejor forma, tomar las críticas que se hagan”, dijo cuando ya arreciaban críticas tanto de la oposición como desde sectores oficialistas pidiendo un “mejor trato, cercanía y coordinación” por parte de entonces ministro.

Fuego socialista

Cuando las cosas ya se habían calmado un poco, la aprobación el 14 junio por parte de la Convención Constitucional del término del Senado en 2026 -lo que se habría concretado en caso de ganar el Apruebo el pasado domingo en el plebiscito- reavivó fuertemente la beligerancia de senadores PS hacia Jackson, a quien señalaban como supuesto ideólogo de ese plan y también por no haber intercedido con los convencionales de su sector para moderar el texto constitucional.

Así, la sesión de ese mismo 14 de junio, pero en la sala del Senado, donde se discutía la prórroga del Estado de Emergencia, se transformaría en una de las más tensas para el entonces secretario de Estado. “Aquí ha habido ministros, uno que salió de la sala recién, que han estado más preocupados de la destrucción de las instituciones democráticas que de preparar verdaderamente una agenda de seguridad para el país- dijo el senador Espinoza en referencia a Jackson. Su par De Urresti derechamente lo acusó de tener una actitud pusilánime.

Poco más de un mes después el gobierno sufriría otra severa derrota, que también golpeó a quien lideraba la Segpres: el rechazo al veto del Presidente que buscaba corregir la reforma para proteger infraestructura crítica. Los votos en contra y abstenciones de 16 diputados oficialistas, es decir, de las propias filas del Ejecutivo, cayeron como un balde de agua fría.

Ya en medio de la campaña por el plebiscito, a mediados de agosto, Jackson también debió enfrentar una resolución de la Contraloría en la que el órgano aseguró que el ministro no se ajustó a la necesaria prescindencia en el acuerdo de reformas constitucionales entre partidos oficialistas. El dictamen dio paso para que personeros de la oposición salieran a pedir la dimisión del entonces titular de la Segpres.

El propio Jackson tuvo que abordar la solicitud del bloque contrario. “No se me ha pasado por la cabeza (renunciar)” aseguró ese día, defendiendo de paso su gestión durante la campaña. “Nosotros, recogiendo lo que señala la Contraloría, lo hemos dicho múltiples veces y la invitación la hemos hecho extensiva a todos los sectores, literalmente hemos dicho ‘vengan de donde vengan’. En la Segpres vamos estar abiertos a todas las propuestas, que es lo que nos corresponde”, planteó.

Menos de una semana después, nuevamente en el marco de la ofensiva opositora, la fiscalía abrió una causa penal por presunto uso de recursos del gobierno en la impresión de la nueva Constitución. Esto, luego de que el Séptimo Juzgado de Garantía de Santiago acogiera a tramitación una querella presentada por el diputado del Partido Republicano, Juan Irarrázaval.

Jackson calificó como un “show triste en términos políticos” la presentación del legislador y aseguró que, a su juicio, constituía una instrumentalización, tanto de Tribunales de Justicia como del Ministerio Público, con evidentes fines electorales”.

Sería sin embargo una transmisión en vivo en Twitch la que derivó en uno de los momentos políticos más complejos para Jackson, poniéndolo en jaque otra vez. “Nuestra escala de valores y principios en torno a la política no solo dista del gobierno anterior, sino que creo que frente a una generación que nos antecedió”, dijo el 3 de agosto en un programa transmitido en esa plataforma. La declaración, fuertemente resentida en sectores del Socialismo Democrático -protagonistas de la exconcertación y la Nueva Mayoría- abrió una grieta insalvable.

Inmediatamente se sucedieron las declaraciones en el mundo parlamentario criticándolo por plasmar una “superioridad moral”. No solo eso. Algunos como el senador PS José Miguel Insulza plantearon que tras las palabras del entonces titular de la Segpres se tenía que desechar la posibilidad de avanzar en una sola coalición entre Apruebo Dignidad y el Socialismo Democrático.

Aunque Jackson se disculpó y el propio Presidente tomó distancia de su diagnóstico asegurando que no había “ningún ánimo de arrogarse una superioridad”, la intervención solo terminó de ahondar la desafección de sectores parlamentarios hacia el compañero de ruta del Presidente.

De hecho, la ofensiva de senadores PS contra el también exdiputado no tuvo tregua hasta el final del mandato de Jackson. El domingo, cuando ya se había instalado durante la tarde el triunfo del rechazo a la propuesta constitucional de la Convención, el senador Espinoza envió por su cuenta de Twitter un mensaje que dejó clara la animadversión: “Ojalá Giorgio Jackson, que fuiste el principal responsable de esta debacle, tengas tu renuncia sobre la mesa. El daño que has ocasionado es mayúsculo. Fuiste ideólogo de muchas de las normas constitucionales que la ciudadanía rechazó”.

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